El pito real (Picus viridis) es el pájaro carpintero más común en los campos, reconocible por su tamaño y color verde distintivo.
Durante la primavera, esta ave se dedica a excavar espaciosos agujeros en viejos árboles para construir sus nidos, actividad que se manifiesta en el característico tamborileo que emite. Este proceso de construcción puede extenderse a lo largo de dos meses, y la entrada del nido, realizada exclusivamente con su pico, destaca por su perfección.
El hábitat del pito real no es muy exigente, por lo que se puede encontrar en una variedad de entornos, desde sotos y praderas hasta bosques y grandes jardines urbanos.
Esta especie desempeña un importante papel como controlador natural de plagas, ya que su dieta se basa principalmente en insectos como hormigas, orugas y larvas de insectos que se encuentran bajo la corteza de los árboles. Utiliza su lengua, que puede alcanzar los 10 centímetros de longitud, para extraer los insectos de sus escondites.
El pito real es un ave robusta, de aproximadamente 33 centímetros de largo y una envergadura alar de unos 40 centímetros. Su plumaje, predominantemente verde, presenta tonos amarillos y grises en la zona ventral, con un obispillo amarillo y tres manchas rojas intensas en la cabeza.
El canto del pito real, similar al relincho de un caballo, es característico tanto del macho como de la hembra y se escucha durante todo el año.
Esta especie es sedentaria y tiende a permanecer en un área durante toda su vida, aunque los jóvenes pueden dispersarse en busca de nuevos territorios. Es un ave algo desconfiada y se alarma fácilmente, por lo que puede resultar difícil de observar a corta distancia. Sin embargo, se puede fotografiar con mayor facilidad en comederos o bebederos, especialmente durante la época de celo, y se recomienda utilizar grandes ramas como elementos de composición para capturar su imagen.