Hoy tengo el placer de presentar un artículo escrito por Laura Raya, bióloga especializada en biotecnología genética y apasionada fotógrafa de la naturaleza. Desde que la conozco, ha mostrado un increíble progreso en este ámbito, y sus imágenes son simplemente maravillosas. Puedes comprobarlo visitando su blog y leyendo este artículo.
Todos somos conscientes del devastador impacto que la «seca» ha tenido en las poblaciones de encinas y alcornoques (género Quercus) en los últimos años. Sin embargo, otras amenazas también pueden causar daños significativos en este género. Entre ellas, los cerambícidos, y en particular el Cerambyx welensii, son responsables de un declive silencioso pero igualmente preocupante en los Quercus, en contraste con el evidente deterioro que sufren estas especies.
Los cerambícidos, y específicamente el Cerambyx welensii, son fácilmente reconocibles por su gran tamaño en comparación con otros escarabajos, llegando a alcanzar los 5 cm de longitud. Además, poseen largas antenas compuestas por 10 artejos cada una, que en los machos pueden superar la longitud del propio cuerpo del individuo. Sus robustas mandíbulas y uñas les permiten perforar la corteza de los Quercus para poner sus huevos. Las larvas pueden permanecer hasta 3 años excavando galerías profundas en el interior de los árboles, pasando desapercibidas.
El género Cerambyx cuenta con 7 especies en Europa, 4 de las cuales están presentes en la Península Ibérica, siendo el Cerambyx cerdo y el Cerambyx welensii los más destacados en el sur. Hasta hace poco, el Cerambyx cerdo era el principal responsable de este declive silencioso de los Quercus, pero investigaciones recientes han revelado que el Cerambyx welensii es la especie predominante en las dehesas envejecidas.
Sin embargo, en el mundo natural, las cosas rara vez son tan simples como parecen. Cada especie desempeña un papel clave en el ecosistema al que pertenece. Por lo tanto, es importante considerar que el aumento en la presencia de estos cerambícidos puede deberse al envejecimiento de nuestras dehesas y bosques. Una dehesa equilibrada, con árboles de diferentes edades, seguramente sufrirá menos los efectos de esta amenaza.